Se denomina Antoniniano (antoninianus, en latín, pl. antoniniani) a una moneda en la antigua Roma, equivalente a dos denarios. Inicialmente acuñada en plata, su progresiva desvalorización obligo a que las emisiones se terminasen haciendo en bronce.
El antoniniano fue introducido durante el reinado de Caracalla, (a él se debe el nombre por el que la moneda es conocida: Marco Aurélio Antoniniano) al inicio del 215 adC, como una moneda de plata semejante al denario, ligeramente mayor y cuya efigie representaba a los emperadores de Roma con una corona radiada indicando su valor doble del denario.
A pesar del valor oficial fijado, el peso del antoniniano nunca fue superior a 1,6 veces el del denario. Sustituyó por completo a éste durante el gobierno de Gordiano III. A medida que la situación política y económica del Imperio Romano se agravó, el antoniniano fue gradualmente devaluado, con la inclusión del cobre y estaño de manera que formó una aleación de vellón con una pobre aportación de plata, pero semejante en apariencia a ella.
Durante el gobierno de Galieno el contenido de plata disminuyo hasta niveles de entre el cinco y el diez por ciento del total de peso. Los antonianos eran entonces tratados con una solución ácida que eliminaba el cobre de la superficie y renovaba la apariencia noble del metal. Aureliano alteró de nuevo el contenido de metales de la moneda, dejando una parte de plata por veinte de cobre. Las emisionos aurelianas con dicho contenido están marcadas con las números XXI o KA. Habría que esperar a la reforma económica de Diocleciano para que el antoniniano dejara de acuñarse, a finales del siglo III.